martes, 1 de mayo de 2012

Orígenes de la fiesta de Covadonga en Méjico.

El origen de las fiestas dedicadas a Ntra. Sra. de Covadonga en Méjico se debe al empeño de siete asturianos, allí residentes, de extender la devoción a la Virgen de Covadonga en aquel lejano país. Para ello acordaron en 1773 solemnizar los cultos y celebrar anualmente la fiesta el día del Patrocinio. Los nombres de estos asturianos son: el Licenciado D. Vicente de Soto, Capellán del Convento de Religiosas de Valvanera, don Francisco Meléndez, don Toribio Noriega, don José González Guerra, don Francisco Fernández Canel, don Fernando Argüelles y don Juan González Guerra. Ellos fueron quienes acordaron el celebrar los cultos en la Iglesia de las Religiosas de Valvanera y costear los gastos ocasionados por tales motivos.
Debido al entusiasmo y la devoción de los fieles, tan sólo seis años más tarde la reducida Iglesia de Valvanera se quedó pequeña ante la enorme masa de gente que acudía allí a celebrar la festividad de la Virgen. Decidieron entonces trasladar los cultos a la Iglesia de Santo Domingo, una de las iglesias de mayor capacidad que existían en la capital azteca, y encargaron construir un retablo con la imagen de la Virgen de Covadonga que se colocó en el crucero de la citada iglesia. Para ello, realizaron una colecta y acordaron que en años sucesivos se destinara un mínimo de 4.000 pesos para poder continuar con dicha tradición.
Deseando asegurar a perpetuidad esta celebración se reunieron los naturales y originarios del Principado de Asturias y convinieron que el medio más oportuno para continuar celebrándola era promover que se fundara una congregación que llevara el título de Nuestra Señora de Covadonga. Para tal efecto redactaron las Constituciones por las que habían de regirse remitiéndoselas, por mediación de don Martín Mayorga, entonces Virrey interino de la Nueva España, al rey Carlos III, dignándose éste el aprobarlas de acuerdo al informe del Fiscal del Reyno en fecha tres de julio de 1784.
Estas Constituciones fueron una copia de las que regían en la Congregación de Nuestra Señora de Covadonga de Madrid y fueron impresas en Méjico en 1785 bajo el título de: “CONSTITUCIONES DE LA CONGREGACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE COVADONGA, DEFENSORA Y RESTAURADORA DE LA LIBERTAD ESPAÑOLA, FUNDADA BAXO LA REAL PROTECCION POR LOS NATURALES Y ORIGINARIOS DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS, Y OBISPADO DE OVIEDO”. En la parte final también incluían una breve noticia de la antigüedad y de la situación del Santuario de Santa María de Covadonga, notas que habían sido tomadas en 1572 por el cronista Ambrosio de Morales en su “Viage Santo” realizado por los reinos de León, Galicia y Principado de Asturias bajo el encargo de Felipe II de reconocer las Reliquias de Santos, Sepulcros Reales y Libros Manuscritos de las Catedrales y Monasterios.