jueves, 26 de abril de 2012

La Santa Cueva en la actualidad

La última reforma, que comienza tras finalizar la Guerra Civil Española, es de mediados de los años cuarenta y se debe al insigne arquitecto D. Luis Menéndez Pidal, Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y por aquel entonces Arquitecto Conservador de Monumentos Nacionales.
En la actualidad se puede acceder a la Santa Cueva por las escaleras del “perdón” o de las “promesas” con sus 105 escalones y también por el túnel que hay desde la explanada alta de la Basílica, construido en 1908 por César García de Castro. Durante las obras de Menéndez Pidal, debido a la fuerte masa de aire que entraba por este acceso, además de poder dar luminosidad y contar una impresionante vista de la Basílica, hacia la mitad se abrió un hueco donde se colocaron tres cruces de piedra. Éstas, en su base, llevan una inscripción en letras romanas que corresponde al año en el que fueron colocadas: MCMXLIV. (1944).
Si la opción elegida para el acceso a la Santa Cueva es la de las escaleras de las promesas antes de entrar en la antecueva nos encontraremos con un medallón de bronce en el que aparece la efigie de Juan XXIII, obra del escultor Gerardo Zaragoza, que recuerda la visita realizada en 1954 por el Cardenal Patriarca de Venecia, Giusseppe Roncalli, futuro Juan XIII.
La inscripción dice lo siguiente:
“YO AMO A LA MADONNA DE COVADONGA COMO LA AMÁIS VOSOTROS LOS ASTURIANOS. TENGO SU IMAGEN EN MI DORMITORIO Y PARA ELLA ES MI PRIMERA ORACION DE LA MAÑANA”.
La verja-puerta de hierro forjado con la que nos encontraremos al finalizar tras los últimos peldaños es obra del cerrajero de Toledo Julio Pascual.
Su inscripción nos dice:
 AQUÍ, AL NOMBRE DE LA MADRE DE DIOS,
DE ENTRE LAS ROCAS, SOBRE LAS CUMBRES,
SURGIÓ ESPAÑA.
A nuestra derecha, podemos ver una gran pila de agua bendita, tallada en piedra, con la inscripción ideada por el canónigo del Santuario el M. I. don Martín Andréu Valdés:
 + SANCTA * ET * INNOCENS * CREATVRA
AQVAE * SITIENTI * POPVLO * DE
PETRA * PRODVCTA+
+ IN * NOMINE PATRIS + ET FILII +
ET SPIRITUS SANCTI + AMEN +
  (“Santa e inocente criatura del agua sacada de la roca para el pueblo sediento. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”).
Enfrente, hay dos lápidas de piedra que recuerdan la visita de la Reina Isabel II al Santuario.
La de la derecha dice:
                                                            EL DÍA 28 DE AGOSTO DE 1858
VISITARON ESTA SAGRADA CUEVA
SS. MM. Y AA. RR. LA REINA DE ESPAÑA
DÑA ISABEL II, SU AUGUSTO ESPOSO
D. FRANCISCO DE ASÍS
Y LOS SERENÍSIMOS SEÑORES
D. ALFONSO, PRÍNCIPE DE ASTURIAS,
Y Dª.  MARÍA ISABEL FRANCISCA DE ASÍS,
INFANTA DE ESPAÑA.
EN DICHO DÍA Y EN ESTE MISMO SITIO
LES FUE ADMINISTRADO A SS. AA. RR.
EL SACRAMENTO DE LA CONFIRMACION

y la de la izquierda:

EL 28 DE AGOSTO DE 1858
DESPUÉS DE RECORRER
APOSTÓLICAMENTE TODA ASTURIAS
SAN ANTONIO MARÍA CLARET,
PEREGRINO DE LA SANTINA,
CELEBRÓ LA EUCARISTÍA
EN ESTA SANTA CUEVA.

Subiendo los últimos nueve peldaños que hay hacia la cueva encontramos otra puerta de hierro forjado construida en los talleres de Lorenzana, de Oviedo, siendo la crestería, friso y cerrojo realizados por el anteriormente nombrado Julio Pascual.
Su inscripción por el lado de la antecueva es la siguiente:
 * SANCTA MARIA DE COBADONGA ORA PRO NOBIS *
Y ya dentro de la Cueva:
 *AVE MARIA - GRATIA PLENA,
DOMINVS TECVM, BENEDICTA TV
IN MVLIERIBVS *
Una vez dentro del lugar Santo, a nuestra derecha leemos una inscripción que nos recuerda que:
“En Covadonga nació la Institución Teresiana
fundada por Pedro Poveda
Canónigo de este Cabildo
1906 -1913
Aquí es donde se venera la imagen de la Virgen que es una talla de madera policromada del siglo XVI. Aunque se presenta vestida bajo su manto oculta una talla de popular belleza. En el año 1777 un incendió destruyó la primitiva imagen que era una sedente, es decir, estaba sentada mientras que la actual aparece erguida y fue una donación del Cabildo de la Catedral de Oviedo en el año 1778 como compensación a la pérdida sufrida de la imagen primitiva. Situada en la parte más próxima al fondo de la Cueva, puede ser visible desde la explanada construida bajo la misma a continuación del estanque. El altar es de piedra y lleva en su frontal una representación alegórica e idealizada de la batalla de Covadonga. Es una escena en que lo referente al cielo está en color celeste; los cristianos aparecen en plata y los musulmanes, en bronce. En el centro y a lo alto de éste aparece la imagen de la Virgen rodeada de ángeles que descienden en ayuda de los cristianos, los cuales, abanderados por Pelayo repelen el ataque de las tropas islámicas. Sobre la cabeza de la Virgen puede leerse la siguiente leyenda: EXVRGE – DOMINE – IVDICA – CAVSAM -  TVAM (Levántate, Señor; juzga tu causa). En la exedra semicircular que separa la imagen de la roca están representados (en unos arcos, imitación del prerrománico) los distintos reyes de la monarquía asturiana entre los que se encuentran Pelayo, Alfonso I, Fruela I, Alfonso II, Ramiro I, Ordoño I y Alfonso III. Forman un semicírculo en torno a la Virgen. En el frontal están los cuatro arcángeles: Miguel, Rafael, Gabriel y Uriel.
Tanto el frontal como la exedra fueron labrados por Juan José García, siendo quizás, en los años en que realizó estos trabajos, el más elevado representante de la orfebrería en España.
A la derecha, excavado en la roca, se encuentra el sepulcro de don Pelayo. Enterrado junto con su mujer Gaudiosa y su hermana en una iglesia cercana, llamada Santa Eulalia (o Santa Olaya) de Abamia (Corao), posteriormente sus restos fueron trasladados a la Santa Cueva en tiempos de Alfonso X “el Sabio”. Pudiera ser que se llevara sólo algún resto, porque según comenta el Conde de la Vega del Sella, en su obra, El dolmen de la Capilla de Santa Cruz, (Memoria núm. 22. Junta para la Ampliación de Estudios, 1919, pp. 37-38): “Según versión oída a un testigo presencial, en la visita que hizo el Rey Alfonso XII al Santuario de Covadonga, fueron examinados los sepulcros que allí se encuentran, no hallándose en el de Pelayo más que un fémur de grandes dimensiones y una chapa delgada de plata en forma de doble cinto”.
En un principio debió ocupar el sepulcro un lugar en el centro de la cueva, siendo trasladado después del incendio de 1777 al lugar que hoy ocupa. Desde entonces, sólo se han hecho en él pequeñas variaciones en su cerramiento. La inscripción que hay en su tumba dice lo siguiente:
AQVI YAZE EL S REY DON PELAIO
ELLETO EL ANO DE 716 QVE EN
ESTA MILACROSA CVEBA COME
NZO LA RESTAURACION  DE ESPA
NA BENZIDOS LOS MOROS FALLECIO
ANO 737 Y LE ACOPAÑA SS MVSER Y ERMANA

(Aquí yace el señor rey don Pelayo,
electo en el año de 716 que en
esta milagrosa cueva comenzó
la restauración de España.
Vencidos los moros, falleció
en el año 737 y le acompaña su mujer y su hermana).
La fecha grabada (716) es una errata de quien la esculpió ya que debería decir 718, año en el que Pelayo es aclamado como líder de la insurgencia cristiana.
Más escondido, en una covacha que hay entre el sepulcro de Pelayo y la imagen de la Virgen, se encuentra el de su yerno, Alfonso I “el Católico”, el cual descansa junto con su mujer Hermesinda, hermana del rey Favila. Fue devuelto a su anterior emplazamiento durante la reforma realizada por el Obispo don Benito Sanz y Forés. En él podemos leer la siguiente inscripción:
 AQVI YAZE EL CATOLI
CO Y SANTO REI  DON
ALONSO EL PRIMERO
I SV MVGER DONA ERME
NISENDA ERMANA DE DON
FAVILA A QVIEN SVZEDIO.
GANO ESTE REI MVCHAS VI
TORIAS A LOS MOROS. FALLECIO
EN CANGAS ANO DE 757.
La capilla actual sustituye a la anterior diseñada por el alemán Roberto Frassinelli y también es obra de Luis Menéndez Pidal. De línea clásica y estilo neorrománico, dentro acoge el Sagrario y está cubierta de madera dorada y policromada por el artista valenciano Juan Talens. En sus muros laterales interiores tiene la siguiente inscripción:

A MATRE – QUIDEM – VICTORIAM :
A FILIO VERAM NUTRITIONEN AD
VIAN SUSCIPIENTES
EX ADIPE – ENIM – FRUMENTI CIBAVIT-
ET DE PETRA MELLE SATURAVIT.
 
(Recibiendo de la madre la victoria – y -  por
medio de ella -  del hijo, el verdadero alimento
para el camino -  pues les alimentó con abundancia de trigo y los hartó con miel de la roca).
La inscripción, al igual que la de la pila de agua bendita que hay a la entrada de las escaleras de las promesas, fue realizada por el M. I. D. Martín Andréu Valdés, canónigo de Covadonga.
La campana de la capilla ha sido realizada según el diseño de Menéndez Pidal y regalada por el Ayuntamiento de Gijón el día del voto a la Santina. (Esta era una tradición en la que algunas Instituciones Asturianas ofrecían como ofrenda a la Virgen un regalo o presente).  Fundida en los talleres Adaro de la misma villa, en su aleación se emplearon diez kilogramos de plata. La inscripción que lleva fue pensada por el escritor de Gijón Eduardo Bonet y dice lo siguiente:
LLAMO AL PEREGRINO A LA MORADA DE SANTA
MARÍA DE COVADONGA, INSPIRADORA DE PELAYO,
REY DE GIJÓN.
DONADA POR EL ILTRE. AYUNTAMIENTO DE
GIJÓN. EN CONMEMORACIÓN DE SU VOTO
A COVADONGA – VII – SEPT – MCMXLIX.
En la parte delantera lleva el Escudo de Gijón, mientras que en la posterior aparece representada la Cruz de la Victoria.
En la actualidad esta Capilla se utiliza como Sacristía aunque, anteriormente, en los días más crudos de invierno, cuando era poca la gente asistente, se solía celebrar en ella la misa.
Hay también, en la Cueva, entre la capilla y la imagen de la Virgen, un sillón episcopal que descansa sobre dos osos, obra del escultor Gerardo Zaragoza. Tallado en piedra marmórea rojiza extraída del propio monte Auseva en su respaldo lleva el anagrama de Cristo, llevando grabado en sus laterales el nombre de los Obispos que pasaron por el gobierno de la diócesis durante el tiempo que duraron las obras de la Santa Cueva y que son los siguientes:
En lado derecho:
D. D. Emanuelle Arce Ochotorena
MCMXXXVIII- MCMXLIV
et
D. D. Bernardino de Arriba  Castro
MCMXLIV-MCMXLIX
Pontifical in Dioce. Oveten.  Muria
Obeurtivus
En el lado izquierdo:
D. D. Francisco Xav. Lauzurica Torralba
MCMXLIX Pontifical Dioce. Oveten. Muria
Obeurtibus.

El ambón del Evangelio, construido en bronce dorado, tiene forma de águila y ha sido una ofrenda del Ayuntamiento de Avilés a la Virgen. Su autor es el mismo que el de las puertas de entrada y lleva la siguiente inscripción:
OFRENDA A LA SANTISIMA VIRGEN DE
COVADONGA DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO
DE AVILÉS Y SU CONCEJO.
8 DE SEPBRE. MCML
AVE MARIA, GRATIA PLENA, DOMINUS TECUM.

Javier Remis Fernández
Cayo González Gutiérrez


lunes, 23 de abril de 2012

El Museo de Covadonga adquiere dos nuevas piezas

El Museo de Covadonga ha adquirido recientemente en sendas subastas dos piezas que pasan ha engrosar el archivo del que dispone. Se tratan de una Real Provisión del Rey Carlos III en la cual se concede licencia al Abad y al Cabildo de la Real Iglesia Colegial de Santa María de Covadonga para pedir limosna con el fin de reedificar el Santuario tras el fatal incendio acaecido el 17 de octubre de 1777. Y del libro titulado "El Pelayo", poema escrito en 1754 por Alonso de Solís Folch de Cardona Rodríguez de las Varillas, conde de Saldueña, Gentil Hombre de Cámara de Su Magestad y Obrero del Orden de Calatrava. Este admirable y excelentísimo poema que trata sobre Covadonga, sobre su historia y sobre la belleza de su paisaje fue, en aquel entonces y según las palabras del Catedrático de la Universidad de Salamanca, don Diego de Torres Villarroel, "la pieza más pulida y más bien acabada de las que se admiran en los Èpicos y Líricos de nuestra España". Su autor fue Virrey de Navarra entre los años 1768 y 1763 y sus hermanos José Manuel y Francisco de Solís Foch y de Cardona, fueron Virrey de Nueva Granada y Cardenal de Sevilla respectivamente.
Estas nuevas piezas poco a poco se irán sumando, junto a algunas otras, a la colección ya existente en el Museo.

viernes, 20 de abril de 2012

Concierto de “Melisma” en Covadonga

Este sábado, 21 de abril a las cuatro y media de la tarde en la basílica de Covadonga el grupo coral “Melisma” de Gijón ofrecerá, junto a la Escolanía de Covadonga, un concierto en el que se representarán acorde al tiempo en el que nos encontramos once corales de Bach, de Pasión y de Pascua. En el concierto, que cuenta con el patrocinio de la Fundación Municipal de Cultura y de la Universidad Popular de Gijón, contará con la intervención de Adolfo Gutiérrez Viejo, músico y compositor que ha fundado y dirigido la Capilla Clásica de León y ha sido Director Titular del Coro Nacional de Español además de ser Catedrático de dirección de coros en el Conservatorio de Oviedo.
El grupo “Melisma” fue fundado en 1994 y consta de unas veintidós voces masculinas que interpretan cantos gregorianos, así como polifonía sacra y profana. Su director, Fernando Menéndez Viejo, es un amante de la Santina y de Covadonga ya que entre 1964 y 1968 dirigió la Escolanía del Real Sitio siendo perfecto conocedor de dicha Institución, hoy en día es organista en la Parroquia de San Pedro de Gijón.

El Abad de Covadonga con la emigración asturiana

El pasado domingo 15 de abril el Abad de Covadonga celebró una misa en la capilla del centro asturiano de Caracas (Venezuela). Esta es la primera vez que un Abad de Covadonga visita un Centro Asturiano en Hispanoamérica rememorando así aquel viaje que hicieron a mediados de los años veinte a Puerto Rico, Cuba y México los antiguos canónigos del Santuario, don Manuel Loredo Somonte y don Samuel Fernández Miranda en busca de fondos y donativos para la construcción del entonces Hostal Favila, edificio que hoy es sede de la Escolanía y del Museo de Covadonga.

lunes, 16 de abril de 2012

La construcción del Hostal Favila de Covadonga.

La idea de construir el hostal Favila de Covadonga puede decirse que surgió ante la falta de infraestructura hotelera tras los multitudinarios actos que se llevaron a cabo en 1918, año en el que tuvieron lugar importantes acontecimientos como la Coronación Canónica de la Virgen y la creación del primer Parque Nacional de España, el de la Montaña de Covadonga. Además de la devoción religiosa, otros valores como los históricos, así como la nueva valoración de la naturaleza fueron también causas que favorecieron el incremento del turismo en la zona y sus alrededores. Todos estos factores hicieron que fuese necesario el promover en el Santuario nuevos hospedajes, hasta entonces reducidos a la fonda de la Roxa, la casa de novenas o el Gran Hotel Pelayo, donde la clase más humilde no podía alojarse debido al alto precio a pagar. Esta última causa fue otro de los motivos por los que el Cabildo decidió construir un nuevo alojamiento en el que todas las personas, pudientes y no pudientes, tuvieran cabida.Las obras comenzaron en diciembre de 1920 gracias al espléndido donativo de 100.000 pesetas que un mes antes había entregado el benefactor Rafael Fabián, un indiano natural de Villamayor que con anterioridad había regalado un altar de mármol para la cripta de la basílica. Aunque el elevado importe pudiera llamar la atención, y más si tenemos en cuenta el año en que fue realizado, no fue más que el comienzo de una serie de donativos y suscripciones de personas de toda condición social que sin embargo resultarían insuficientes para poder culminar tan ardua tarea.Ya en la sesión del cabildo celebrada el 17 de octubre de 1924 se citaba la precaria situación para continuar las obras y se habló de la posibilidad de solicitar un empréstito de unas 25.000 ptas. para poder continuar con los trabajos. Ante la falta de recursos, fueron los propios capitulares los encargados de crear una comisión cuya encomienda fuese la de recaudar nuevos fondos con los que continuar los trabajos. Uno de los primeros acuerdos adoptados por dicha comisión fue emprender un viaje de propaganda por Puerto Rico y La Habana, expedición que fue encabezada por el magistral de Covadonga, don Samuel Fernández Miranda y por el Doctoral, don Manuel Loredo Somonte. Ésta, en compañía del conde Rodríguez Sampedro y del arquitecto García Lomas, encargado de la obras de engrandecimiento del santuario, previamente había sido recibida en el Palacio Real por el rey Alfonso XIII. Para su iniciativa también consiguieron la colaboración de la Excelentísima Diputación, entidad que consignó, en 1925, una partida de 75.000 ptas. destinada a las obras del hostal.  Al año siguiente se volvió a agotar el presupuesto y las obras se tuvieron que paralizar durante tres años, tiempo tras el cual se consiguieron nuevas aportaciones que también resultaron insuficientes. Para continuar la edificación, el Cabildo, hubo de solicitar un empréstito al que de nuevo se unieron numerosos suscriptores particulares y anónimos, entre los que se encontraba el Patronato Nacional del Turismo quien, hasta finalizar la obra, contribuiría con una sustanciosa subvención anual.Su inauguración tuvo lugar el domingo 9 de agosto de 1931 y tuvieron que pasar once largos años para ver concluido uno de los mayores retos a los que tuvo que enfrentarse el Cabildo de la pasada década de los años 20. Fue el Abad, don Manuel Tamargo, el encargado de la bendición en un sencillo acto al que acudieron el Alcalde de Cangas de Onís, que ostentaba la representación del Gobernador Civil de Asturias, los Marqueses de Teverga, los señores de Miranda, el representante en Asturias del Patronato de Turismo, doña Isabel Maqua, los representantes de la prensa y gran cantidad de personas llegadas de diversos lugares de la comarca a pesar de las desagradables condiciones climatológicas con las que amaneció aquel día.Tras el acto de inauguración tuvo lugar el tradicional banquete, terminado el cual, el Abad dirigió unas palabras a los asistentes en un breve pero emocionante discurso cargado de agradecimientos para todos aquellos que habían contribuido en la ejecución y la financiación del proyecto hotelero. También hubo un recuerdo a modo de oración para los que ya no estaban presentes, personas que contribuyeron o trabajaron en la obra y que, debido a los retrasos, no pudieron verla terminada.El proyecto y diseño del edificio corresponde a los arquitectos Lomas y Manchobas mientras que la ejecución fue llevada a cabo por personas de su confianza como Inocencio Niembro y Emilio González Capitel.Según comenta el diario Región, en la crónica que ofrece de la inauguración, por aquel entonces este sobrio edificio ya contaba con unas “modernas instalaciones” entre las que destacaban las de “calefacción, saneamiento, y lavaderos mecánicos, que fueron hechas por la acreditada casa R. Nuño”, que tenía su sede en los números 8 y 10 de la madrileña avenida del Conde de Peñalver.