martes, 13 de abril de 2010

Roberto Frassinelli, el Alemán de Corao.

Robert Bartholomaüs Carl Frassinelli nació el 23 de mayo de 1813 en Ludwisgburg, en el estado alemán de Würtemberg, aunque su familia era de origen italiano, de Trento. Frassinelli estudió en Tubinga y durante estos años se convirtió en un defensor de los ideales liberales, por los que pasó una temporada en prisión. En 1854, sus biógrafos consideran que ya está definitivamente asentado en España. La razón por la cual este arqueólogo, dibujante y bibliófilo alemán eligió para vivir el pueblo de Corao en Cangas de Onís no está clara. Según el erudito local Celso de Diego, parece ser que fue debido a la relación profesional que mantenía con un librero de antiguo afincado en Madrid, miembro de la familia Miyar, por la que conoce Corao y decide quedarse en el pueblo. También pudo influir en su decisión de asentarse en este pueblo cangués el encontrarse a tan sólo dos kilómetros del palacio de Labra, residencia de uno de los más importantes bibliófilos españoles del momento, Sebastián de Soto Cortés.
La actividad principal de Frassinelli fue la compraventa de libros antiguos y obras de arte de los monasterios recientemente desamortizados. Importantes historiadores españoles le acusaron de sacar de España códices de gran valor histórico. Lo que sí es cierto es que la España del siglo xix sin duda fue un lugar idóneo para las actividades de especulación arqueológica a las que él se dedicaba.
También tomó parte en el diseño y dirección de las obras del monumental santuario de Covadonga, de la mano del obispo de Oviedo Sanz y Forés, si bien, como hemos ya apuntado, fue apartado de ellas por las presiones de la Sociedad Central de Arquitectos, que le acusaron de intrusismo profesional.
Una vez afincado en Corao, se convirtió rápidamente en un gran conocedor del Macizo Occidental de los Picos de Europa. Esto le llevó a ejercer de guía para muchos importantes viajeros que por aquel entonces realizaron exploraciones o estudios sobre la zona. Así, parece ser que acompañó por muchos lugares al eminente geólogo alemán Guillermo Schulz, en sus trabajos de campo para su Descripción geológica de Asturias. También fue uno de los primeros en representar paisajísticamente los Picos de Europa, mediante una serie de dibujos realizados a lápiz y aguada sepia que se conservan en la biblioteca de Palacio de Oriente.
Su huella en los Picos queda bien patente en su toponimia. Hoy, un pequeño charco que se encuentra en el río Pomperi, en las cercanías de Pan de Carmen, se conoce como Pozo del Alemán, ya que parece ser que iba frecuentemente a bañarse en él. El camino que une Corao con el lago Enol, debido a la frecuencia con que lo transitó, se conoce hoy en día como Ruta Frassinelli.

El canónigo Máximo de la Vega.

Máximo del la Vega nace el 19 de noviembre de 1841 en el seno de una familia acomodada de Nueva de Llanes, ya que su padre, Don Benito, era el escribano de esta localidad. Entra muy joven en el Seminario Metropolitano de Oviedo y es ordenado presbítero en 1866. Ese mismo año, con sólo 25 años, es designado, a propuesta del ministro Posada Herrera, para el cargo de Canónigo de Covadonga.
A partir de 1872, Máximo de la Vega se convertirá en el brazo ejecutor de la ingente tarea de renovación material y espiritual de Covadonga que el obispo Sanz y Forés inicia en el santuario de Covadonga. Será el capitular llanisco el que recomienda a Roberto Frassinelli como diseñador y director de la obras para la rehabilitación de la Capilla de la Santa Cueva.
Don Máximo se entregará en cuerpo y alma a conseguir que se lleven a buen término las obras del Camarín de la Santa Cueva. El 8 de septiembre de 1874, se inaugurada la primera parte del grandioso proyecto renovación de Covadonga y el obispo Sanz y Forés proclamará solemnemente que pronto se colocará la primera piedra de un suntuoso templo digno de María.
En estos años de la década de los setenta, don Máximo dedica todos sus esfuerzos a la construcción de la basílica. Así, negocia donaciones, moviliza a los fieles, organiza peregrinaciones, encarga una gama de objetos para la venta y, por supuesto, vincula a destacados políticos a su proyecto. Las obras darán comenzaron el 30 de julio de 1877 con la presencia del Rey y bajo la dirección técnica de Frassinelli; pero, a píe de obra, como un capataz encomiable siempre se encontraba don Máximo, quien decidía sobre todos los aspectos del trabajo, por eso las gentes del lugar le apodaron con el sobrenombre del Soberano.
Cuando el obispo Sanz y Forés es trasladado a la diócesis de Valladolid y el nuevo obispo Herrero y Espinosa de los Monteros decide retirar de la dirección técnica de la obras a Frassinelli, don Máximo pasa por duros momentos, ya que también quieren relevarlo a él del cargo de canónigo fabriquero. En 1884, un nuevo obispo, Martínez Vigil, confirmará a don Máximo en su puesto de fabriquero y el 10 de mayo de ese mismo año es nombrado conservador del de la Real Colegiata de Covadonga. A partir de ese momento la dedicación de don Máximo a Covadonga es absoluta, no para de viajar a Madrid en busca de fondos para culminar tan colosal proyecto.
Don Máximo no sólo se preocupó por el engrandecimiento de Covadonga, también fue un gran promotor de toda la comarca. Promovió la construcción de la carretera a los Lagos y la de Corao a Nueva, así como promocionó notablemente el turismo de naturaleza en el Macizo del Cornión. Su cabaña y su barca en el lago Enol fueron visitadas por importantes personajes en el último cuarto del siglo XIX.
En uno de sus múltiples viajes a la capital en busca de fondos enferma de una fuerte neumonía, a consecuencia de haberse detenido el tren en el que viajaba en el puerto de Pajares. Corría el mes de marzo de 1896 y don Máximo tuvo que abandonar su querida Covadonga para reponerse en su casa natal de Nueva. Pocos meses después, el 7 de septiembre, fallecía.

El Obispo Martínez Vigil

Fray Ramón Martínez Vigil nace el 12 de septiembre de 1840 en Tiñana, concejo de Siero. El 19 de septiembre de 1858 toma los hábitos de la Orden de los Dominicos en el convento de Ocaña (Toledo). Ya como dominico se trasladó a las islas Filipinas y estudiará en la Universidad de Manila, donde conseguirá los grados de licenciado y doctor en Filosofía y Teología. Posteriormente desempeñará la cátedra de teología en dicha universidad.
En el año 1876 regresa a la península y es nombrado procurador general de
la orden dominica para las provincias de España y Filipinas. En el año 1878, por su conocimiento de las problemática en Ultramar, es nombrado consejero nato del Ministerio de Ultramar. Luego entrará a formar parte del claustro de profesores de la Universidad Central de Madrid.
El 17 de marzo de de 1884 es preconizado obispo de Oviedo, tomando posesión de la sede episcopal ovetense el 28 de junio del mismo año. En su labor como obispo de Oviedo dotó al Cabildo catedralicio de nuevos estatutos y trató por todos los medios de elevar el nivel cultural del Clero. A la muerte del rey Alfonso XII se le encomendó la oración fúnebre, que pronunció en la capilla Sixtina ante el Papa León XIII, por lo que fue premiado con el nombramiento de noble y prelado del Solio Pontificio. Fue elegido senador por dos legislaturas por el Arzobispado de Santiago de Compostela.
En Covadonga se encargará de reconstruir la Junta que promueve las obras del Santuario y nombrará al arquitecto Federico Aparici como responsable técnico de las obras de construcción de la basílica, las cuales se concluirán definitivamente en 1902. Durante su mandato comenzarán las obras de la construcción del Gran Hotel Pelayo.

El obispo Sanz y Forés

Benito Sanz y Forés nace el 21 de marzo de 1828 en la localidad valenciana de Gandía. Estudiará Filosofía y Derecho en la Universidad de Valencia, obtiene el doctorado en 1848. Continúa sus estudios en el seminario de Valencia obteniendo el doctorado en derecho canónico en 1853 y el de teología en 1857.
Es ordenado sacerdote el 27 de marzo de 1852. Trabaja en la archidiócesis de Valencia como profesor de derecho canónico en su seminario entre los años 1851 y 1857y posteriormente será nombrado Vicario general.
El 22 de junio de 1868 fue nombrado Obispo de Oviedo por el papa Pío XI, tomando posesión del obispado el 8 de noviembre de 1868. Participará muy activamente en el Concilio Vaticano I, celebrado entre los años 1869 y 1870. Restaurará la capilla del Palacio Episcopal y el retablo mayor de la Catedral. Asimismo obtuvo de Pío XI el privilegio de basílica para la Santa Iglesia Catedral de Oviedo.
Será en Covadonga donde más se notará su obra. En 1872 impulsará decididamente las obras para restauración material del Santuario. Llevando a cabo con la colaboración del canónigo Máximo de la Vega y del dibujante Roberto Frassinelli las obras del Camarín de la Virgen en la Santa Cueva y de una capilla. A su vez, inició las obras para la construcción de la gran basílica en el cerro del Cueto.
No podrá culminar la obra comenzada en Covadonga, ya que el 18 de noviembre de 1881 es preconizado Arzobispo de Valladolid tomando posesión del cargo el 31 de marzo de 1882. Posteriormente, el 30 de diciembre de 1889 es nombrado Arzobispo de Sevilla y cuatro años más tarde es nombrado cardenal de San Eusebio por el Papa León XIII. Falleció en Madrid en 1895.

lunes, 12 de abril de 2010

Pedro Poveda. Un santo en Covadonga

El padre Pedro Poveda había nacido, el 3 de diciembre de 1874, en Linares Jaén. Era hijo de una familia muy cristiana formada por José Poveda y Linarejos Castroverde. Desde muy joven siente vocación por el sacerdocio y, en 1888, entra en el Seminario de Jaén.
En 1884 obtiene una beca para estudiar en el Seminario de Guadix (Granada), donde fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1897. Será durante sus primeros años co
mo sacerdote en el propio Guadix, cuando se traslada a vivir al barrio de las cuevas, para desde allí llevar a cabo su labor de apostolado entre los más pobres. Aporta recursos, predica misiones populares y organiza las Conferencias de San Vicente de Paúl, para despertar la sensibilidad de toda la población por la situación de indigencia de estos barrios.
En 1902, convencido de la importancia de la educación, funda las Escuelas del Sagrado Corazón para niños y niñas pobres, aplicando los métodos de la Escuela Nueva contextualizados para aquella población, al estilo de las Escuelas del Ave María, del Padre Manjón.
En 1906, el padre Poveda es nombrado canónigo de la basílica de Covadonga, donde perteneciendo a la junta de obras del Cabildo, se ocupó del remate de las obras de túnel de acceso a la Santa Cueva y de la finalización del Gran Hotel Pelayo. Impulsó notablemente las peregrinaciones a Covadonga organizando la Congregación Nacional de Nuestra Señora de Covadonga en el año 1908. A su vez, inició su proyecto de preparar profesores cristianos laicos para evangelizar y, para ello, publicó diversos escritos sobre la problemática educativa y la formación del profesorado.
En Gijón, en 1911, funda una Academia Pedagógica para maestros y, preocupado por la promoción de la mujer, abre una Academia Femenina para estudiantes de Magisterio.
En 1913, abandona Covadonga y regresa a Jaén, donde ayudado por la joven estudiante de la Escuela Superior de Magisterio Josefa Segovia, funda la Institución Teresiana. En la que se dedicará a trabajar con profesores y maestros.
En el año 1921, es nombrado Capellán Real, por lo que se tiene que trasladar a Madrid. Aquí trabajará muy activamente en la Comisión Nacional contra el Analfabetismo, en colaboración muy estrecha con la periodista y creadora de los sindicatos femeninos católicos de María de Echarri. Sobre todo su preocupación serán los marginados
La Institución Teresiana es aprobada por el Papa Pío XI en 1924 como Pía Unión de Fieles a nivel internacional para que hombres y mujeres, desde sus diversas profesiones y especialmente en el ámbito de la educación y la cultura, trabajen por la transformación humana y social, según el Evangelio. Se le confía la organización de las Estudiantes Católicas y de las Juventudes Femeninas Universitarias, pertenecientes a la naciente Acción Católica Femenina.
A partir de 1930, ingresa en la Hermandad del Refugio de Madrid para servir a los pobres, así como a los niños huérfanos y abandonados. Murió fusilado en Madrid el 28 de julio de 1936, a los 61 años de edad, por el bando republicano. Sus últimas palabras fueron:
Soy sacerdote de Cristo.
Fue beatificado en Roma en 1993 junto a Victoria Díez, también miembro de la Institución Teresiana, y canonizado en Madrid en 2003, por el papa Juan Pablo II.